martes, 2 de diciembre de 2014

Saber o no saber

Roberto Turull



Llevo tiempo observando una situación que sucede con frecuencia  en conciertos de música clásica, recitales, ballets y obras de teatro: Las exclamaciones de “Bravo”  y las ovaciones de pie sin que verdaderamente el artista lo merezca. El problema naturalmente se da porque el público no sabe distinguir la alta calidad de lo mediocre y aclama a los artistas incompetentes. Este reconocimiento inmerecido fomenta la mediocridad. De esa manera, presentaciones de bajo mérito terminan injustamente glorificadas. Si la calidad del público  está en decadencia, éste no sabrá apreciar entre lo bueno y lo malo. Peor aún, lo tradicionalmente bueno también podrá ser considerado malo ya que tiende a validarse lo que la mayoría disponga. Lo mismo sucede con todas las manifestaciones culturales. La apreciación de la excelencia, exige que el público tenga un nivel cultural que le acredite con una condición de conocedor. Sólo así, esa fusión de arte y valor tendrá su merecido reconocimiento. Pienso que cada vez hay menos personas cultas; por eso, cualquier absurdo es elogiado. Ya nadie se envuelve en investigaciones profundas, salvo excepciones por supuesto que son minoría tanto en la República Dominicana  como en el resto del mundo. Sobre ellos pesa la responsabilidad de mantener viva la calidad cultural, científica y de otros órdenes.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Había una vez un mundo


Por Roberto Turull


  • Cuando se quemaba un bombillo en tu casa, ibas al colmado a buscar otro. Era un acto sencillo: “Un bombillo por favor”, decías, ¿De cuántos watts? preguntaban y al contestar, la operación estaba concluida.


  • Cuando en la casa se necesitaba un nuevo televisor, íbamos a la tienda de electrodomésticos y nuestra única decisión era escoger las pulgadas de la pantalla. Al surgir las de color no había dudas de que esa era la modalidad seleccionada.


  • Si los hombres comprábamos una camisa, con sólo conocer nuestras medidas lo que faltaba era escoger el diseño o color de la misma. Otro acto común que nos hacía la vida más placentera.



  • En una ocasión acompañé a mi padre a comprar una nevera. La marca y pies cúbicos era todo lo que teníamos que decidir porque todas eran blancas y buenas.


  • Recuerdo también ir a comprar un carro Rambler American y con el color bastó para llevarlo a la casa. Lo mismo sucedió cuando compramos el Opel Kadett.



  • Para viajar, una agencia de viajes te vendía un boleto y uno escogía la clase: Primera o económica. Las fechas no eran flexibles pues los vuelos  de las aerolíneas estaban limitados a algunos días específicos de la semana. En cuanto al proceso de llegada y salida, aunque en el aeropuerto Punta Caucedo no había aire acondicionado y debíamos caminar por la pista hasta llegar al avión, sentíamos cierto placer y emoción en eso.


  • ¿Tenías sed? comprabas un refresco. Asímismo: refresco! no soda ni gaseosa: Old Colony, Red Rock, White Rock, Ginger Ale de Canada Dry  y Country Club sabores de  uva, frambuesa mejor conocido como refresco rojo, merengue, Seven up y Teen, naranja Orange Crush y Mirinda y los clásicos Pepsi Cola y Coca Cola. Brevemente Cola Dumbo.


  • En los comercios, si la cajera no sabía el precio del artículo,  le voceaba a alguien que nunca veías, y del fondo del establecimiento salía una voz que le contestaba, luego ella seguía campante "punchando" las teclas de la caja registradora NCR


  • Las operaciones bancarias se resolvían llenando un volante o varios volantes. Nada  más.



  • En las oficinas, las máquinas de escribir  Underwood 5 y las Olivetti satisfacían tus necesidades de escritura. El papel carbón te ensuciaba las manos pero el olor me gustaba. Las fotocopiadoras duraban un día para copiar un documento pero sabías manejarlas. Las abrías y resolvías cualquier problema.


Sé que hay más pero aquí me detengo. No quiero lucir como un enemigo de la tecnología, al contrario.  Ahora veamos algunos paralelismos de hoy basados en las experiencias del ayer.


En el mismo orden:

  • Cuando necesitas un bombillo ahora debes hacer un análisis profundo de la situación y decidir si tus necesidades son de un bombillo de bajo consumo o convencional. Si emite luz del día,  tibia “warm”, o amarilla. Si  es opaco o con brillo, halógeno, LED o fluorescente,  “green” ambientalmente  ecológico. Si es para techo, lámpara, pasillo o baño si es de tallo reducido o filamento metálico. En fin… todo un problema.



  • Si quieres cambiar tu televisor ya se sabe que tiene que ser pantalla plana. No existen las de transistores. Pero ahora tienes que escoger, además de las pulgadas de pantalla, la tecnología aplicada. Cristal líquido, (LCD) Light Emitting Diode (LED), si es  Inteligente (Smart), 3D, Alta Definición, (HD o Ultra HD), Surround Sound, Dolby Digital, Nano Full Curvo y aún más. Debes saber si tu sistema de cable ofrece  la Alta Definición (HD) y la señal digital porque de lo contrario de nada te sirven las especificaciones anteriores. Aparte de esta maraña tecnológica hay que tener un mínimo de RD$30,000.00  para llevarse la más sencilla, y hasta  más de RD$500,000.00 por las gigantes y complicadas. Conocer a manejarlas es otro proceso que nadie nunca domina.


  • El otro día fui a comprar una camisa. Lo que sería un acto agradable me trajo una confusión tal que tuve que regresar a la tienda luego de pensarlo y consultarlo con gente más joven. Se me preguntó en la tienda si la quería corte clásico, moderno, Slim, extra Slim, corte europeo, corte americano, cuadrada o con pico, cuello clásico, spread, o con filo, larga, extra larga, algodón, mezclilla, polycotton, wrinkle free, etc.


  • En diciembre compré una nevera. Resulta que, como es natural, la nevera está hecha en China, pero para suavizar la cosa me dijeron “algunos componentes solamente” ¿Y lo demás? pregunté, de México, contestaron, agregando que también hay componentes de varios países. Bueno, pensé que conociendo un poco de comercio internacional, sé cómo esto funciona. El color puede ser línea blanca, acero inoxidable, corrugado o liso. Ni modo, me la llevo pero no sin antes discutir: a) la garantía  extendida que me ofrecían a un costo adicional y otra super extendida que vale un dineral porque la normal del fabricante era de apenas 1 año en el país. b) el transporte que podía ser normal, VIP, inmediato, con seguro o no.


  • ¿Un carro? Recomiendo analizarlo unos meses hasta que conozcas todos los detalles de fabricación: si es tropicalizado, rust free, sellado, versión coreana, mexicana, brasileña, americana, europea, canadiense y china.


  • ¿Viajar? más planificación. Boleto electrónico, no hay sistema, vuelva a llamar, black out de ruta, de hora, stand by sin razón, seguridad, dos maletas y la tercera con cargo, una maleta y la segunda te la dejan, advanced check in = delayed  check out, traducido: chequeo avanzado es igual a salida de aduanas tardío.


  • Refrescos, y esto va para todo lo comestible también, ahora debes examinar si contiene azúcar y cafeína, si es light, sabor a  limón, sin carbohidratos o bajos carbohidratos, baja caloría, sodio, colesterol, grasas trans, saturadas, envase reciclable o desechable. Si la fecha de vencimiento está a 5 años de lejanía, ni se le ocurra consumirlo, imaginen los conservantes.



  • Cajas en los supermercados, tiendas etc.: Miles de artículos sin precio por no tener código de barra registrado, provocando estancamientos.




  • ¿El Banco? Todo depende de la cajera o cajero y su ánimo del día. Las filas: Allí se escuchan las soluciones de los problemas del país. Fila de depósitos: Nunca se sabe quién, cómo y por qué. Sistema informático: Se desconfiguró o simplemente te dicen “ vuelva mañana”



  • En las oficinas, las impresoras y copiadoras son ahora multifuncionales y tridimensionales con cartucho periférico y acumulador de data con transcripción simultanea de captación fija y no regulada por los amperios. ¿Entienden? Yo no.


Gracias.



·      

viernes, 15 de agosto de 2014

Esa comida dominicana...tan rica en grasa

Por Roberto Turull




La comida dominicana siempre ha sido un orgullo nuestro.

Los platos tradicionales los ofrecemos como un tesoro nacional: Ven a comerte un sancocho, te voy a preparar unos pasteles en hojas, te espero con una carnita encebollada, son frases comunes.

La gastronomía  de los países caribeños es obviamente similar, con ciertas variantes tienen el mismo concepto. Esto es natural, en una región tropical los frutos y frutas son iguales y la creatividad tiende a integrarse. Pero ese toque particular que destaca un plato de  otro es donde lo autóctono nos distingue.

No nos engañemos, en República Dominicana se come con mucho aceite, sal, ajo, cebolla y azúcar. Donde quiera se escucha “échamele salsa”, “esto no sabe a nada”, “el café está amargo” y para colmo, todo lo queremos guisado.

La cocina dominicana tiene un uso excesivo de “sopitas” y la harina la consumimos sin control. A todo le echamos sal, aunque esté salado. Disfrutamos aderezando las ensaladas y sobre todo nos gusta ver abundancia en lo que vamos a comer. El chicharrón de cerdo y la longaniza así como el salami con queso frito, tan común en la dieta de los pobres, son, simplemente los padres de las úlceras estomacales.

Nos fascinan los dulces en almíbar y conservas con alto contenido de fructosa. Unos casquitos de guayaba y un dulce de naranja nadie los hace mejor que nosotros.
Abusamos de Los postres, “mientras más dulces, mejor” dice el pueblo. ” Ponle más azúcar” lo escucho a diario. Una limonada para que sepa a limonada debe recibir 5 cucharones de azúcar. ¿Las malteadas? media libra de azúcar. Lo cierto es que  nos encanta empalagarnos.

El que quiere hacer dieta, que se olvide, es imposible. La oferta de productos bajos en sal y azúcar proliferan pero su costo es el triple de los normales. Los restaurantes denominados vegetarianos, sólo se dedican a cocinar  platos con curry, como si la comida vegetariana necesariamente debe ser de la India.

Además ¿de qué te sirve llevar un régimen dietético si llevas una vida social intensa? No es cierto que te comes un pastelito, te  comes 5; y le sumas 5 croquetas y 5 pizzitas. Por suerte, las catibías y los ahorcaditos* ya no abundan como antes (muy buenos por cierto) pero son pura grasa. La nueva comida fusión tan famosa en restaurantes de corta duración, impresiona en su presentación pero al final es lo mismo: baños de salsa.

Es extraño que con una ciudad tan activa empresarialmente, llena de emprendedores y personas con capital para invertir, no hayan establecido restaurantes con un menú exclusivo de bajas calorías y cero aceite. He visto en otros países, pequeños establecimientos dedicados a sopas, otros a ensaladas o sólo frutas. Aquí ha habido intentos pero fracasan. Sin embargo, las reposterías y las comidas fritas son un éxito. Los menús, en general, te presentan una que otra cosa light pero te rindes ante la entradita de mozzarella en carroza, el humus, las montañas de nachos y los dip de espinaca.

Si alguien conoce un lugar verdaderamente con comida liviana, por favor deje su comentario porque la verdad es que a veces quiero un buen plato de vegetales hervidos o al vapor preferiblemente  y acabo siempre hartándome de harina.


*Tiras de pan blanco horneado con nudo de tocineta y luego frito en aceite

miércoles, 16 de julio de 2014

Servicio al Cliente y la Realidad Social Dominicana

Roberto Turull




Servicio al Cliente. Esta frase se ha hecho tan conocida y popular en los últimos años, que la mayoría de las empresas en el mercado utiliza el término como un símbolo  de calidad. El énfasis en el servicio ha penetrado también en las entidades públicas y todo tipo de conglomerado.
La bien recibida asistencia ha sido creada para hacerle frente al flujo, cada vez mayor, de consumidores  y a la inmensa variedad de productos disponibles con las transacciones que supone este incremento.

En República Dominicana se han establecido áreas convertidas en el primer punto de contacto, la primera estación de recibo personal o telefónico de cualquier lugar que ofrece bienes y servicios. 

Escritorios, recepciones y ventanillas proliferan por todos lados para centralizar la información. El favor no se detiene ahí. A partir de ese momento de interacción, se inicia un flujo de contactos que rige la operación que queremos consumar. El servicio al cliente es toda la gestión que implica el contacto entre  un cliente y un proveedor con el objetivo de producir la satisfacción de ambas partes.

También se reconoce que es un beneficio recibido por el consumidor para hacerle más eficiente su misión al gastar dinero o validar su interés en obtener lo que busca.
No hay duda de que la implementación de esta facilidad, o puesto de otra manera, este objetivo de atraer clientes, ha significado una mejora en la relación cliente-negocio. Todo negocio debe tener buen servicio si desea prosperar.

Sin importar los esfuerzos empresariales y los adelantos en gestión administrativa  para la búsqueda de respuestas a las múltiples demandas, siempre se presentan dificultades y situaciones incómodas. A medida que interactuamos más, así se incrementan los desacuerdos.

Dicen los expertos en comportamiento humano, que estamos afrontando  una crisis mundial de recursos humanos.  Las razones de esa crisis son variadas y van desde la situación económica hasta la disfunción familiar. Aunque acostumbramos a cargar la culpa de un mal servicio en aquellos responsables de brindarlo, no siempre el cliente tiene la razón. Una mala experiencia en nuestros intercambios no necesariamente es culpa del servicio.

Un cliente se acerca al personal para preguntar, expresar alguna queja, y conseguir la solución a su problema o cuando menos una orientación que le satisfaga; muchas veces, sin embargo, no es necesario recurrir a consultas y basta con saber que hay todo un mecanismo de apoyo que orbita el lugar donde estamos. El servicio está disponible y lo es todo, desde el control de la temperatura hasta la sonrisa de un empleado.

Las empresas en sus prácticas de administración moderna han puesto mucho interés en la atención al cliente y en esa actitud proveen constantemente capacitaciones y entrenamientos  a sus empleados, sobre todo a aquellos que dan la cara al público

¿Es siempre de nuestro agrado la experiencia comercial? No.

Con frecuencia todos nos quejamos de la deficiencia y hasta ausencia en los servicios. Es una realidad que vivimos diariamente y no debe sorprendernos que nuestras transacciones transcurran con descuidos, discusiones, enfrentamientos. No todas son así; también se realizan muchas con satisfacción tanto para el cliente como para el servidor de turno.
   
Me considero un usuario promedio de toda la variedad de servicios del mercado;  el conocimiento  acumulado de años como consumidor, me permite hablar con propiedad sobre  las experiencias vividas.
Yo, frecuentemente, soy de los que me quejo, protesto y hago valer mis derechos, pero hay que detenerse a pensar sobre quién recae la responsabilidad de que los recursos humanos que nos sirven, fallen tanto.

Cierto es que todos tenemos una personalidad diferente y no podemos pretender que al entrar a un lugar nos reciban con abrazos, pero busquemos la raíz de las deficiencias y vamos a entender su razón de ser.

La cajera que no le sonríe, el vendedor que lo ignora haciéndolo invisible y todas aquellas personas que conforman el universo de subordinación jerárquica nos causan disgusto. Tenemos derecho a protestar y a exigir un buen trato, hasta devolver el desagrado es aceptable, pero siempre dejemos un espacio para comprender nuestras realidades sociales.

El empleado dominicano de nivel medio hacia abajo en la estructura  organizacional de cualquier empresa, proviene de un estrato socioeconómico de insuficiente nivel académico y débil formación profesional.

Piense usted en la vida de un empleado de baja categoría.
Ese empleado reside en una zona marginada con escasa calidad de vida y debe enfrentar diariamente los inconvenientes  de una sociedad desorganizada económica y socialmente. Luego de pasar una noche con un calor tremendo, inicia su día levantándose de una cama en mal estado. Si por casualidad pudo utilizar el abanico, de seguro su disfrute fue breve pues la “luz” llega sólo unas horas.

Para su aseo personal, si tiene el privilegio de un tinaco, podrá bañarse; de lo contrario deberá recurrir a un lugar donde hay una llave de uso general que tiene agua esporádicamente y hacer magia para asearse con un jarro. Al salir de la vivienda (porque casa implica ciertas comodidades), esta persona debe pasar por el calvario del transporte. Es común que deba utilizar hasta 4 medios para movilizarse y llegar a su trabajo. Primero el motoconcho que la saca del barrio, luego la guagua que la deja en un punto donde la “ruta” de vehículos públicos es la mejor opción y, si ha llegado cerca de su destino, caminará algunas cuadras para poder presentarse a tiempo y evitarse una amonestación.
El Metro ha simplificado esta travesía a unos cuantos pero su alcance y utilidad no ha beneficiado  a la mayoría de la población.

Nuestro protagonista se pasa el día pensando en lo que ha dejado en su vivienda, ya sea hijos o envejecientes, y con el temor a que otros le roben las pocas pertenencias que con sacrificio y altos intereses ha podido lograr. Además, también le preocupa que para regresar, luego de su jornada laboral, debe realizar el mismo recorrido y enfrentar la rutina del desgaste físico y moral.

Esta reseña revela una realidad que afecta a cientos de miles de dominicanos. La clase trabajadora es la masa humana que soporta la estabilidad del país, si no lo cree, analice una huelga; pero esa masa, vive en condiciones alarmantes de pobreza y es la que normalmente  realiza los trabajos más duros y de menos prestigio. Son los operarios del sistema. No se  puede pretender que el servicio que están llamados a cumplir será ejecutado de la forma esperada. Una persona que ha pasado por el proceso antes citado no puede sonreír.

miércoles, 9 de julio de 2014

Comunicación y Concentración

Roberto Turull


La comunicación, esa transferencia y compartir de conocimiento entre el parlante o emisor y el oyente o receptor, ha sido la clave de la evolución humana. El lenguaje, como forma más efectiva, rápida y directa de comunicación nos ha dado una ventaja inherente. Hemos evolucionado, pasando de sonidos onomatopéyicos, señales de humo, gestos y movimientos manuales a lo que somos hoy en día: máquinas de comunicación. Desde hace años, también se le presta atención, al lenguaje corporal que, sin ser verbal, comunica.

Desde que nos despertamos, estamos comunicándonos con nosotros mismos y todo lo que sigue en el día es transferencia de información y toma de decisiones. Recibimos y pasamos noticias. Los medios para comunicarse son diversos y a medida que la tecnología avanza las opciones son mayores, aunque  no necesariamente mejores.
Resulta, que el éxito o el fracaso de cualquier tarea serán definidos no sólo por la capacidad de comunicarse, sino por la concentración que  ponga tanto el que transmite como el interlocutor. Cuando la acción depende sólo de nosotros el desarrollo es todavía más dificultoso

La concentración es un proceso de razonamiento centralizado en todo acto de nuestras vidas;  para todo es  fundamental. Imagínense si no nos concentramos al estudiar, al escuchar una clase, al ver una película o leer un libro, al enviar un mensaje o para los simples quehaceres del día. Piensen en el piloto, el astronauta, y todos los oficios y profesiones de alta responsabilidad.
Hagan un recuento de todos los detalles que cada día pasamos por alto, por sencillos que sean, y verán que son demasiados.

Cuantos problemas se evitaría la gente si prestara atención concentrándose sin distracción. Los humanos han perdido en gran manera esa capacidad. Se ha estudiado el rango de concentración o atención de las personas. El tiempo dedicado en  atención para un asunto sin distraerse, cada vez es más reducido. Existe una falta enorme de esa habilidad  en todas las faenas diarias.

¿No han notado que  preguntar “Qué” a todo lo que se nos dice se ha convertido en una manía?

La tecnología es culpable en gran parte de esta situación. Si bien la tecnología ha revolucionado al mundo moderno trayendo consigo facilidades y avances nunca soñados, se supone que para bien; a la vez nos ha limitado la capacidad de atención.

Actualmente, las personas prefieren documentarse con cápsulas informativas en vez de leer el texto completo, buscamos los titulares y no el cuerpo del escrito. Nos guiamos de Wikipedia o cualquier otro medio informativo del internet que nos simplifique la vida. Sólo basta con buscar al instante el título de una obra y su autor y no tener que leer la obra. 

Nos vamos “entorpeciendo”, nos conformamos con la superficie y no con el fondo. Si vemos televisión pasamos mil veces los canales y cuando nos interesa algo, lo interrumpimos para atender los mensajes de WhatsApp o de Facebook, aparte del baño y la cocina.

Insisto, no ponemos atención. ¿No han escuchado la frase? : “El dominicano no lee” refiriéndose a la información en sus manos. Eso es aplicable en todo el mundo. Simplemente ganó la comunicación y   perdió la concentración.

Citaré algunos casos comunes donde este problema está dañando la calidad de vida:

·     En el cine o teatro debe pasar media hora desde que oscurecen la sala para que el público se acomode produciéndose las siguientes manifestaciones: hablan por celular, van al baño, al concesionario de bebidas y comidas, miran alrededor y se cambian de asiento. Hagan ese ejercicio de observación  y notarán que media hora es el período que la  gente se toma para mantenerse quieta en su butaca. No es cierto que se  concentran en la película.

·        ¿Han notado que los camareros hacen creer que apuntan todos los requerimientos del cliente? Recuerden el cuento del camarero que escucha la orden del filete: término medio, con salsa bernesa,  puré y guarnición de vegetales hervidos; y al pasar la orden a la cocina sólo dice: “Un filete”.

·      Vas al sastre,  explicas los detalles de lo que quieres y el maestro parece entenderte pero cuando da las indicaciones a los operarios, entre la música a todo volumen y los cuentos repetidos pierden la noción de su trabajo.

·     ¿Le pusieron el color que pidió o el nombre que solicitó en su bizcocho?: Claro que no; falta de concentración al escuchar, al leer y al transmitir.

·        El plomero: No he vuelto a utilizar a uno que en un momento crucial para controlar una fuga de agua, interrumpió el trabajo para salir a chatear ¡En serio!

·        Las fotocopias: ¿A quién le han reproducido la cantidad exacta y forma correcta de lo que ha pedido fotocopiar? ¿Han visto el relajo con que se manejan los empleados en centros de reproducción de documentos?

·        ¿Quién no ha olvidado un recibo para reclamar algo?

      ¿Quién no ha olvidado dónde dejó las llaves o los espejuelos?

·     Ok,eso es olvido, pero a eso me refiero; no es que eres olvidadizo, es que tu concentración es débil.

·     ¿Va al supermercado con una lista mental y hasta escrita y se le olvida comprar algo?

·     El índice de error en los trabajadores es más alto hoy que antes. ¡Está demostrado!

·      Las empresas se han visto obligadas a bloquear las redes sociales.


·        Las cajeras de los bancos son interrumpidas frecuentemente por sus compañeras y por los vagos que merodean los bancos. El otro día una contó 5 veces el efectivo en sus manos porque un cliente llegó de la calle y le pasó un pastelito. ¿Saben lo peor? ella lo aceptó gustosa y le dio una mordida mientras yo esperaba en su ventanilla.


jueves, 3 de julio de 2014

Deficiente Educación


Por Roberto Turull




Cuando cursaba la primaria, me tocó vivir el final del régimen trujillista y los 4 años de inestabilidad y confusión política que le siguieron. Luego estalló la Revolución de abril de 1965. Estando en intermedia y bachillerato corrían los años turbulentos de la recuperada democracia: Los 12 años de Balaguer. Todos los días las noticias reseñaban la etapa transformadora que vivíamos, y los estudiantes, no importa el grado que cursaban, se mantenían enterados de los acontecimientos. En esos años nacían los diarios vespertinos . Aún el que era un ermitaño, no podía impedir ser tocado por las noticias, y no es para menos. Los eventos de los 60´s y 70´s marcaron las generaciones dominicanas que surgían y nos hicieron entender que los cambios eran necesarios.

Los procesos evolutivos de carácter social, económico y político se daban en todas partes del mundo.

Los países que participaron en la Segunda Guerra Mundial en los años 40 eran los países de mayor desarrollo. Para ellos la década de los 50 fue un período de bienestar y avance tecnológico y científico pero también fueron afectados por  desconfianza política con la Guerra Fría, Corea y Cuba. Luego otra guerra, la de Vietnam en los 60´s provocó cambios drásticos y una revisión sociopolítica y económica. Fue una Era de protestas y enfrentamientos; avances y retrocesos; luchas raciales, exploración espacial, armas nucleares y extremismos.

No pretendo ni remotamente ofrecer una clase de historia contemporánea, más bien me entusiasmó sobrevolar la cronología de esa época, porque precisamente esa historia de la segunda mitad del Siglo XX es muy poco conocida entre los jóvenes dominicanos. Es por eso que con mi introducción trato de  ambientar lo que me obliga alertar.  

República Dominicana fue protagonista de hechos dignos de recordar. Me inquieta y sorprende que en las escuelas y colegios dominicanos no se le dedique más tiempo a estudiar ese período histórico. Nos señalan repetidamente que la Pinta, la Niña y la Santa María salieron del Puerto de Palos de Moguer, que Rodrigo de Triana gritó Tierra y que María de Toledo se paraba en el balcón del Alcázar y sin embargo no se analizan los hechos contemporáneos.

 Nuestra historia tiene lagunas producto de años sin acontecimientos documentados relevantes y los pocos, se daban espaciados unos de otros como ocurrió en los 1600’s y 1700’s, ¿Por qué entonces  no se le da  más importancia a la historia reciente? Les reto a preguntar a los jóvenes que hoy están cursando el bachillerato y la universidad si conocen  las causas del ascenso al poder de Trujillo y cómo se afianzó en ese poder; quienes fueron los héroes del 59, los del 61, y su importancia histórica; lo sucedido entre los años 1961-1965; las causas de la Revolución del 65; la intervención norteamericana y el experimento democrático del 66-78.  


Visité hace unas semanas una exposición fotográfica de Thimo Pimentel en ocasión del aniversario No.  49 de la Revolución del 65. Fue increíble observar jóvenes  hacer comentarios que demostraban el desconocimiento total -hago énfasis en Total- de lo ocurrido. Siento pena al ver cómo las nuevas generaciones están mejor enteradas  de la vida de Bill Gates y Carlos Slim que de aquellos que forjaron la paz en el país; que sepan nombrar 5 corporaciones multinacionales todas de tecnología y no sepan cuáles fueron las primeras empresas dominicanas realmente exitosas, y que conozcan en detalle la inmoral vida de la familia Kardashian del programa de televisión norteamericano y no conocen la vida de Juan Pablo Duarte.

jueves, 26 de junio de 2014

¿Por qué todo lo tomamos a chiste?



Por Roberto Turull



La diferencia entre los países que han desarrollado sus capacidades y los que no, radica en la seriedad con que toman las cosas.

Nosotros hemos sido siempre un país predominantemente simpático, llano, vivimos haciendo chistes, nos reímos de todo y a todo le sacamos un doble sentido. Vemos a las personas cantar, silbar y repetir estrofas de canciones populares mientras caminan en la calle. Llegamos al supermercado y la música está tan alta que parece un Colmadón, en los restaurantes no se habla, se grita y nos saludamos voceando de un extremo de la calle al otro. Así somos; sin embargo, cuando esa gracia y talento   se convierte en nuestra Marca País, necesitamos revisarnos porque un día nos darán una sorpresa.

Pudiera citar cientos de casos donde el relajo causa estragos sociales y morales pero solo citaré el más reciente del país.

La Chikungunya. Esta nueva influenza ha estado azotando a la población desde hace meses. Ya lleva miles y miles de personas aquejadas por este mal.

 Las autoridades han demostrado un grado aceptable de preocupación y acción pero he notado que ningún otro sector se ha involucrado en la lucha contra esta enfermedad. Todavía no he visto a la gente tomarlo en serio.

Pocos se han puesto a pensar en el verdadero origen de este virus. Teorías sobre el mosquito portador nos complace y satisface. Hay quienes tienen sus dudas pues ya estamos acostumbrados a que nos engañen.

Menos se han preocupado por los efectos que pueda producir. Todo lo resuelven diciendo: Toma acetaminofén y listo.

Por tener  condiciones de salubridad  tan bajas, este país debe prestar especial cuidado a los brotes virales. La escasez de agua incrementa la insalubridad y la poca que hay en los barrios está estancada. Esto no debe ser así.  Todo el mundo toma a la ligera a  la “chikun” o la “chik” como comúnmente se le va conociendo. El cancionero popular se la luce con estribillos sobre el tema, programas de televisión y de radio hacen del asunto un guión interminable.

Por suerte no ha pasado de ser una gripe de corta duración pero este brote con evidentes orígenes extranjeros debe servirnos de aviso para futuras pandemias.

Es sabido por todos que en 20 años han surgido males que no conocíamos cuando eramos niños. Tal vez existían,  pero sus trayectorias no eran conocidas. “La Vaca Loca”,  la Gripe Aviar, la Ah1n1. Ahora hace su debut  la Chikun.

En un país donde la creatividad popular hace del video de Palito de Coco su himno y  la letra de La Chapa que Vibra su clásico literario yo espero que un día, más temprano que tarde, comencemos a ponernos más serios. No llegar a la falta de humor de algunos países que han sufrido en sus territorios guerras y desastres pero sí ser cuidadosos, respetuosos y no dejar que el relajo deje pasar desapercibidos riesgos de consecuencias lamentables.



miércoles, 25 de junio de 2014

Lo Nacional Pierde Terreno.


Por Roberto Turull






La República Dominicana se ha dado a conocer en las últimas décadas como un país con reconocidas expresiones culturales y deportivas. Dos de las más aclamadas y motivo de orgullo para todos, han sido el merengue y la pelota.


Ya prácticamente perdimos el merengue. Hemos adoptado Influencias musicales extranjeras de las que se han desprendido sonidos callejeros sin valor artístico con un predominio sobre las generaciones emergentes. Supongo que esto se debe al crecimiento demográfico de personas marginadas con baja formación social y académica; no obstante, se hace evidente que esto no es exclusivo de ese segmento porque la fusión ya esta permeando a las clases más pudientes. Algunos dicen que el merengue decayó porque se acabo la creatividad; otros dicen que el cambio era imparable. Lo que siempre ha estado claro es que la improvisación es nuestro mayor rasgo cuando de expresiones artísticas se trata. Hace poco pregunté a un grupo de 10 jóvenes entre 11 y 17 años en un barrio de la capital si sabían bailar merengue y todos me contestaron que no. Les pregunté si sabían lo que era merengue y solo 7 lo conocían; sin embargo, todos conocían y eran diestros bailando salsa, reggaetón y dembow.



En cuanto a nuestro deporte tradicional, la pelota o baseball también está dando señales de decaimiento. Altos costos de boletas para presenciar un juego en los estadios, cambios constantes en el “roster” o alineamiento de los peloteros, desacuerdos internos de los equipos y la escasez de verdaderos ídolos deportivos son algunas de las razones, pero la razón tal vez más enérgica es la que estamos observando hace algunos años: La llegada del Soccer o Football. Esto ha quedado de manifiesto con el actual entusiasmo por el campeonato de la Federación Internacional de Football mayormente conocido como El Mundial.  No hay dudas de que el football, que en español debe llamarse balonpié, es un deporte mundial. A diferencia del baseball que tiene una mal designada Serie Mundial disputada entre los mismos equipos norteamericanos, el football agrupa equipos de diversos países, siendo curioso que no solo lo integran naciones poderosas sino también naciones de muy marcado subdesarrollo.



La proliferación de escuelas de soccer en el país nos causa sorpresa. Desde hace años se viene germinando este deporte y equipos locales han ido cobrando fanáticos. Entrenadores extranjeros llegan al país frecuentemente y apoyo empresarial de evidente origen europeo ofrece recursos económicos a esta modalidad deportiva y como si esto fuera poco, los equipos de estudiantes haitianos de la UASD ya tienen hasta porristas o “cheerleaders”, no sé si haitianas o dominicanas.



Es natural inclinarse hacia los equipos latinos por aquello del regionalismo y no niego que pueden haber fanaticos reales, pero lo cierto es que en todo esto hay un gran componente de figureo, de moda, de esnobismo para estar en la “cosa”. Me llama mucho la atención ver cientos de personas aglomeradas en plazas, restaurantes y universidades apoyando equipos de países que ni saben donde se ubican geográficamente. Dudo de la autenticidad de ese fanatismo y lo considero una masificación inducida convenciéndome de eso al ver en esta semana a un nutrido grupo de jóvenes y no tan jóvenes aplaudir y vociferar irracionalmente los goles en unos partidos donde los protagonistas eran Camerún, Croacia, Nigeria, Bosnia, Costa de Marfil y Japón.