viernes, 15 de agosto de 2014

Esa comida dominicana...tan rica en grasa

Por Roberto Turull




La comida dominicana siempre ha sido un orgullo nuestro.

Los platos tradicionales los ofrecemos como un tesoro nacional: Ven a comerte un sancocho, te voy a preparar unos pasteles en hojas, te espero con una carnita encebollada, son frases comunes.

La gastronomía  de los países caribeños es obviamente similar, con ciertas variantes tienen el mismo concepto. Esto es natural, en una región tropical los frutos y frutas son iguales y la creatividad tiende a integrarse. Pero ese toque particular que destaca un plato de  otro es donde lo autóctono nos distingue.

No nos engañemos, en República Dominicana se come con mucho aceite, sal, ajo, cebolla y azúcar. Donde quiera se escucha “échamele salsa”, “esto no sabe a nada”, “el café está amargo” y para colmo, todo lo queremos guisado.

La cocina dominicana tiene un uso excesivo de “sopitas” y la harina la consumimos sin control. A todo le echamos sal, aunque esté salado. Disfrutamos aderezando las ensaladas y sobre todo nos gusta ver abundancia en lo que vamos a comer. El chicharrón de cerdo y la longaniza así como el salami con queso frito, tan común en la dieta de los pobres, son, simplemente los padres de las úlceras estomacales.

Nos fascinan los dulces en almíbar y conservas con alto contenido de fructosa. Unos casquitos de guayaba y un dulce de naranja nadie los hace mejor que nosotros.
Abusamos de Los postres, “mientras más dulces, mejor” dice el pueblo. ” Ponle más azúcar” lo escucho a diario. Una limonada para que sepa a limonada debe recibir 5 cucharones de azúcar. ¿Las malteadas? media libra de azúcar. Lo cierto es que  nos encanta empalagarnos.

El que quiere hacer dieta, que se olvide, es imposible. La oferta de productos bajos en sal y azúcar proliferan pero su costo es el triple de los normales. Los restaurantes denominados vegetarianos, sólo se dedican a cocinar  platos con curry, como si la comida vegetariana necesariamente debe ser de la India.

Además ¿de qué te sirve llevar un régimen dietético si llevas una vida social intensa? No es cierto que te comes un pastelito, te  comes 5; y le sumas 5 croquetas y 5 pizzitas. Por suerte, las catibías y los ahorcaditos* ya no abundan como antes (muy buenos por cierto) pero son pura grasa. La nueva comida fusión tan famosa en restaurantes de corta duración, impresiona en su presentación pero al final es lo mismo: baños de salsa.

Es extraño que con una ciudad tan activa empresarialmente, llena de emprendedores y personas con capital para invertir, no hayan establecido restaurantes con un menú exclusivo de bajas calorías y cero aceite. He visto en otros países, pequeños establecimientos dedicados a sopas, otros a ensaladas o sólo frutas. Aquí ha habido intentos pero fracasan. Sin embargo, las reposterías y las comidas fritas son un éxito. Los menús, en general, te presentan una que otra cosa light pero te rindes ante la entradita de mozzarella en carroza, el humus, las montañas de nachos y los dip de espinaca.

Si alguien conoce un lugar verdaderamente con comida liviana, por favor deje su comentario porque la verdad es que a veces quiero un buen plato de vegetales hervidos o al vapor preferiblemente  y acabo siempre hartándome de harina.


*Tiras de pan blanco horneado con nudo de tocineta y luego frito en aceite

1 comentario:

  1. Bro, vente a Miami y te llevo a Sweet Tomato y te vas a cansar de ensaladas y vegetales y sopas...bueno, bonito y barato...y siempre un lleno...yo estoy tratando de bajar por mi problema pero me encantan los carbohidratos mencionados en tu articulo...debemos tener más conciencia y comer más light...besos

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